Julian Arcas



Detalles



DS-0103
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Julian Arcas
Fantasía 'El Paño'


María Esther Guzmán, guitarra


JULIÁN ARCAS

Fantasía "El Paño"

MARÍA ESTHER GUZMÁN, guitarra

(guitarra A. Fernández, Madrid 1989)

 

1. Fantasía sobre El Paño'; o sea,

"El Punto de La Habana" 6'07"

 

2. El sueño de Rosellén 3'53"

 

3. Polaca Fantástica 5'40"

 

4. Fantasía sobre "La Favorita" 9'37"

 

5. Rondó 7'17"

 

6. Andante 5'45"

 

7. "Vísperas Sicilianas" Melodía y Bolero 10'00"

 

8. Andante y Estudio de Prudent 5'29"

 

9. `El Delirio" 10'40"

 

 

Duración total / Total timing: 66'42"

 


Acerca del disco

LUCES Y SOMBRAS DE UNA VIDA

Julián Gabino Arcas Lacal nació en María (Almería) el 25 de Octubre de 1832. Su padre, Pedro Arcas, era un buen aficionado a la guitarra que seguía la escuela de Dionisio Aguado a través de su obra. Muy pronto, empezaría a enseñar el ejercicio del instrumento a sus hijos Julián y Manuel que enseguida mostraron excelente disposición para su práctica.

Cuando Julián tenía doce años, la familia Arcas se traslada a Málaga, quizás atraída por la eclosión económica que experimentaba entonces esta ciudad. Aquí es conducido ahora bajo la enseñanza de José Asencio, guitarrista predilecto de Dionisio Aguado y que impartía sus lecciones en la capital malagueña, de seguro abundando en el método que escribiera Aguado, aunque en su propia obra —muy tardía— apreciamos ya una decidida evolución hacia criterios decididamente románticos. Es por ello que cabe pensar que fuese Asencio quien sobre la plataforma clásica de Aguado, introdujese a Arcas en las nuevas tendencias musicales que comenzaban a implantarse en su época de aprendizaje: el Romanticismo.

En Málaga, Arcas hundiría profundas raíces humanas a las que regresaría una y otra vez durante su vida, como después veremos. También aquí sería asiduo contertulio de la sala de estudio y crítica que constituyera el guitarrero Antonio de Lorca en su taller de la calle Carretería. También allí, en uno de los viajes del entonces famoso guitarrista Trinidad Huerta, le llevan a Julián Arcas. Tras escucharlo y sorprendido por sus aptitudes, el maestro felicita al joven Arcas y lo anima a proseguir sus estudios y dedicarse a la carrera concertística. Así pues, a la edad de dieciseis años, toca por primera vez en público en Málaga. El triunfo que obtiene lo empuja a Granada, donde ofrece dos audiciones igualmente exitosas. Seguidamente marcha a Madrid y recolecta también entusiastas críticas. Después iniciaría su primera gira artística por diversas ciudades españolas.

A principio de la década de los cincuenta, en una de las visitas que realiza a Sevilla para dar sus recitales, le presentan a Antonio de Torres, guitarrero ocasional en esa época, tambien nacido en Almería y residente en Sevilla. El objeto de la presentación era evidente: que registrase una guitarra construida por Torres. Al hacerlo, la encontraría tan armoniosa que felicitó efusivamente a Torres y le propuso que se dedicase por entero a construir instrumentos. Este acontecimiento sería determinante para la historia de la guitarra. Respaldado Torres por su opinión y entusiasmo, comenzaría a discurrir como guitarrero con tanta fortuna que llegaría a convertirse en el constructor más legendario de la historia. En esos momentos se cruzaría entre Arcas y Torres un sentimiento de estrecha amistad que perduraría siempre. De todo ello escribiría Domingo Prat: 'Arcas tuvo una influencia decisiva en los trabajos del gran guitarrero Antonio Torres. El cambio definitivo de formato de tapa o caja es debida a los dos'.

Con sólo veinte años, Julián Arcas era ya un consumado guitarrista lanzado a conquistar los escenarios. El impacto que causaba como virtuoso del instrumento era apoteósico. Prueba de su temprano éxito es la frase que le dedica el influyente y acreditado Mariano Soriano Fuertes en su "Historia de la Música”: “…está llamando, con justicia, la atención del público y los inteligentes”.