Andalucía en la Música Judeo-Española



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Andalucía en la Música Judeo-Española
Alia Musica


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Director: Miguel Sánchez


ANDALUCÍA EN LA MÚSICA JUDEO – ESPAÑOLA

 

1. LESÓNI BONANTA (e; coro: b. c. d. f.)  1’48"

 

2. EL CAUTIVO DEL RENEGADO (c; 2, 6).  9’17"

 

3. 'ET SÁ'ARÉ RASON (c, e; coro: b. c. d. e. F; 9).  13’31"

 

4. HERMANAS REINA Y CAUTIVA (a, c; 1,8).  6’22"

 

5. YESAV HAEL (b; c, f).  1'30"

 

6. DIEGO LEON (a; 2).  5’28"

 

7. ADON ' OLAM (e; b, c, d).  2’49"

 

8. ESCOGIENDO NOVIA (a; 3, 4, 6).  2'00"

 

9. YODUJA RA'AYONAI (c, e; coro:b, c, d, e, f).  4’53"

 

10. EL ALCAIDE DE ALHAMA (e; 4, 7).  7’19"

 

11. DODI YARAD LEGANO (b, c, d, e; 1, 3, 5, 6).  10’30"

 

Duración total: 63'27"

 

 


Acerca del disco

ANDALUCÍA EN LA MÚSICA JUDEOESPAÑOLA

 

En su acepción estricta, el término sefardí se aplica para designar a los judíos oriundos de España, es decir, los descendientes de los expulsados a finales del siglo XV que han conservado a lo largo del tiempo rasgos culturales hispánicos. En el reducido ámbito del hogar familiar o en las reuniones y celebraciones festivas, sociales y religiosas, ha ido tomando cuerpo, después de la expulsión y fuera de la Península, el repertorio que hoy conocemos como música tradicional sefardí y que ha llegado hasta nosotros a través del tiempo, de generación en generación, utilizando la vía oral como medio de transmisión. La presencia de lo andaluz en la música judeoespañola hemos de buscarla en los topónimos que aparecen en el romancero sefardí, en los cantos litúrgicos que conservan textos de poetas judíos de Al-Andalus y en la relación de ciertos cantos paralitúrgicos sefardíes con la tradición musical arábigo-andaluza.

 

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

 

Es difícil precisar cuándo se asentaron los judíos en la península ibérica y en qué momento lo hicieron en lo que hoy llamamos Andalucía. Parece que en las costas almeriense y malagueña pudieron existir ya en el siglo II, pero se puede asegurar que a comienzos del siglo IV su presencia era ya notable. Cuando en el siglo VII los reyes visigodos y los concilios de Toledo decretaron medidas antijudías, muchos de los pobladores judíos de la Bética emigraron hacia el norte de África, mientras que los que se quedaron hubieron de convertirse forzosamente y sufrir persecuciones durante casi un siglo. Así las cosas, la llegada de los musulmanes supuso un alivio para estos judíos, y durante los siglos VIII y IX se produjo en Andalucía una fuerte inmigración judía procedente del norte de África. Poco a poco la presencia de judíos se hizo notar 6 en el comercio y en las tareas administrativas de la corte del califa.

La época de máximo esplendor de los judíos de Al-Andalus comenzaría durante el reinado de Abderrahmán III (912-971) iniciándose un periodo de gran desarrollo y florecimiento de las cultura judaica, en el que las letras hebreas alcanzarían sus cotas más altas y que la historia del judaísmo conoce ya como la Edad de Oro. Durante el siglo XI los judíos de Sevilla y Córdoba vivieron una etapa de esplendor, mientras en Lucena su escuela de estudios rabínicos se convertía en un importante foco de saber. Sin duda esta etapa, hasta mediados del siglo XII, fue la más brillante del judaísmo hispano y en ella algunas comunidades andaluzas —Córdoba, Granada, Lucena, Sevilla— se encuentran entre las más esplendorosas de la historia del judaísmo.

La llegada de los almohades a mediados de esa centuria marca un punto de inflexión en la historia de los judíos en Andalucía que va en descenso hasta el momento de la expulsión. Los almohades exigieron la conversión al Islam de los judíos, prohibieron la práctica de su religión y cerraron sinagogas y escuelas rabínicas. A finales del siglo XIII solo la judería de Sevilla mantenía un número importante de miembros que se vería mermado con la oleada de disturbios anti­judíos que asoló esa comunidad en junio de 1391. El barrio judío de la ciudad quedó prácticamente destruido y las juderías andaluzas ya no volverían a levantar cabeza. En 1483 los Reyes Católicos ordenan la expulsión de los judíos de las diócesis de Sevilla, Córdoba y Cádiz, y finalmente el 31 de marzo de 1492 se firma en Granada el decreto de expulsión de todos los judíos de sus reinos. Comenzaría a partir de entonces un éxodo de judíos españoles que irían asentándose fundamentalmente en el Norte de África, Italia, sur de Francia y sobre todo en el Oriente Mediterráneo al amparo del permisivo Imperio Otomano. En la época más tardía lo harían en los Países Bajos.